Necesitamos más enfermeras
Editorial
Da la sensación de que cada vez
hay menos reticencias a reconocer en público, porque en privado hay muchos que
ya lo hacen, el papel fundamental, presente pero sobre todo futuro, que las
enfermeras tenemos en los sistemas de salud.
Llegar
a este punto, suficiente para algunas enfermeras y demasiado exiguo para muchas
otras, ha sido posible gracias al encomiable esfuerzo de muchas enfermeras
pioneras, de muchas enfermeras empeñadas en romper barreras o en atravesar
nuestro sempiterno techo de cristal.
Obviamente
no ha sido ni será un proceso fácil. El camino ha estado y posiblemente seguirá
estando plagado de críticas, denuncias y bloqueos desde los lobbies de otras
profesiones sanitarias. Solo hay que ver el proceloso tránsito que está teniendo
la regulación nacional de la prescripción enfermera o las denuncias por toda la
geografía española contra decretos y resoluciones que permiten a las enfermeras
asumir puestos de responsabilidad para comprobarlo.
En
contraposición, el hecho de que algunas entidades y destacadas personalidades
reconozcan en público este papel fundamental es una constatación de que el
cambio empieza a ser una realidad. Que el nuevo director de la Organización Mundial
de la Salud, el Sr. Tedrós Adhanom, reconozca este papel y lo refrende incluyendo
a una enfermera en su equipo directivo o propiciando la campaña Nursing Now
junto al CIE o que el exdirector de la Organización Nacional de Trasplantes, el
Sr. Matesanz, reconozca el papel central y fundamental que han tenido y tienen
las enfermeras en una organización de prestigio internacional, nos hacen pensar
que es posible que se esté iniciando un nuevo momento para las enfermeras.
En
algunos ámbitos asistenciales este nuevo momento empieza a ser una realidad y
cada vez es menos infrecuente encontrar enfermeras gestionando equipos humanos y
unidades de gestión clínica, siendo referentes de investigación y dirigiendo
importantes proyectos o dirigiendo centros sanitarios, hospitales o incluso
consejerías.
Sin
embargo, existen aún entornos donde la capacidad de influencia de las enfermeras
sigue siendo limitada. Entornos de decisión donde no nos dejan participar o
donde nuestra opinión tiene menos peso que el de otras profesiones o menos peso
que el que nos correspondería por responsabilidad directa.
Las
enfermeras, como pieza clave en la sostenibilidad de los sistemas sanitarios,
deberíamos ser referentes en cronicidad, en la atención a los pacientes
frágiles, en las políticas de atención a la dependencia y en muchos otros ámbitos.
Y
es indudable que las enfermeras debemos reclamar ese espacio de decisión
también en todo lo relacionado con el cuidado de las heridas crónicas, ámbito
en el que indudablemente las enfermeras somos las más competentes y en el que
tenemos una responsabilidad directa.
No
solo es cuestión de que las enfermeras debemos tener un papel importante en los
sistemas de compra centralizados o en el diseño de los catálogos de productos
para el cuidado de las heridas sino que debemos orientar una parte de nuestra
actividad investigadora en este sentido.
El
campo de la economía de la salud es, posiblemente, uno de los espacios donde
las enfermeras menos se han desarrollado. La investigación en el campo de las
heridas crónicas no solo debe circunscribirse a la efectividad de tal o cual
apósito sino que debemos atrevernos a empezar a investigar sobre la eficiencia,
sobre costes o sobre resultados en salud.
Estas
son las líneas de investigación hacia donde un grupo de enfermeras hemos ido
reorientando nuestros esfuerzos con los años pero necesitamos a más enfermeras
que se atrevan a investigar sobre el impacto económico y en salud de sus decisiones,
como de algún modo reclama el informe “La Aportación Enfermera a la Sostenibilidad
del Sistema Sanitario. Repercusión Económica de los Cuidados” de la Fundación
Economía y Salud.
Necesitamos
a más enfermeras investigando sobre el impacto de los cuidados que prestan
sobre la salud de los pacientes y también sobre el impacto económico que dichos
cuidados tienen sobre el sistema en su conjunto.
Necesitamos
a más enfermeras que salgan de los casos clínicos para atreverse a investigar
sobre qué costes, en términos económicos pero también de salud, tienen sus
decisiones.
Andoni Carrión Jiménez
Enfermero.
Supervisor de Cuidados
Hospital
de la Línea. Área de Gestión Sanitaria
Campo
de Gibraltar
Servicio
Andaluz de Salud